Introducción
Los CEOs son los líderes de las organizaciones, ocupan los puestos laborales más altos y son quienes promueven o sostienen la cultura organizacional, así como la estrategia de los negocios. Suelen tener condiciones de trabajo preferentes, plataformas de beneficios atractivas y compensaciones altas atadas a metas y resultados, pero ¿a qué están expuestos, además de cumplir con los desafíos de su negocio?
Tengo varios compañeros y amigos en este rol. Hace poco, uno de ellos me llamó preocupado, así que almorzamos juntos. Me comentaba que se sentía solo dentro de la organización, que es difícil tener amigos o compartir inquietudes entre sus C-levels, sin embargo, su mayor preocupación eran los riesgos legales asociados a su puesto. Cada vez con mayor frecuencia leía noticias, sentencias, publicaciones en redes sociales, chats, etc. que resaltaban las mayores responsabilidades y presiones sobre los CEOs.
Me puse en su lugar y lo entendí. Cada vez más, la regulación establece parámetros más estrictos para los CEOs. Limitaciones, obligaciones, multas y hasta sanciones administrativas y penales. En adición, los jueces laborales indican que, ante un retiro de confianza, los CEOs no tienen derecho a una indemnización por despido arbitrario, todo queda en la potestad de la empresa.
La responsabilidad de un CEO
Comencé explicándole que las obligaciones generales de los CEOs se relacionan con verificaciones o validaciones generales de sus reportes sobre el cumplimiento de obligaciones administrativas, laborales, tributarias y ambientales. En estos casos, la responsabilidad se suele quedar en la empresa como entidad, salvo que se demuestre fraudes o actos de mala fe de los directivos, incluido un CEO, donde puede haber multas, sanciones administrativas y hasta consecuencias penales.
Lo que más le preocupaba era los accidentes de trabajo de sus trabajadores o personal de terceros. Hay algunos casos puntuales donde la responsabilidad penal alcanzó a un gerente general (inclusive, en un proceso, se condenó con prisión por un accidente fatal de un tercero).
La regla general es que las sanciones legales deben recaer en quienes, por acción u omisión, participaron en actos ilícitos. Por ejemplo, habrá responsabilidad de un CEO si, por temas de costos, ordena un protocolo inseguro que genera un accidente de un trabajador de una empresa tercerizadora. En cambio, si un acto de corrupción a un funcionario público fue aprobado por un gerente de línea para conseguir una licencia de funcionamiento en contravención con las políticas internas y pleno desconocimiento del CEO, las sanciones deberían excluirlo.
En general, las responsabilidades de un CEO comprenden la gestión empresarial (fijar y desarrollar la cultura empresarial; sostener y cumplir la estrategia de la empresa; liderar la gestión de personas y mejorar el desempeño operativo; cumplir los protocolos legales como lavado de activos y anticorrupción, política salarial o reglamento interno de trabajo; contar con un plan de crisis; etc.); financieras (cumplir los presupuestos, eficiencia de gastos, envío de información a la SMV, controles y auditorías contables, etc.) y estatutarias (gobierno corporativo, participación en el Directorio y Asamblea de Accionistas y las relaciones con estos órganos societarios).
Un tema no menor se relaciona con la gestión de riesgos y compliance. Toda empresa debe tener una matriz de riesgos reales y potenciales, con las estrategias para gestionar, mitigar o eliminar los riesgos legales, operativos y financieros. Un aspecto clave para el óptimo funcionamiento de esta matriz es la definición clara de las responsabilidades laborales y roles (en perfiles de puestos, contratos de trabajo, árbol de responsabilidades, etc.), con fechas y metas claras.
¿Qué le sugerí a mi amigo CEO?
Hacia el final del almuerzo, más que enfocarme en los aspectos legales, le compartí tres sugerencias para lograr una gestión distintiva y dejar un legado significativo. Además, estas líneas reducen muchísimo la exposición a riesgos para un CEO.
Primera. Ser una buena persona, sobre todo, con humildad genuina. Mucha. Un CEO debe tratar a todas las personas, como le gustaría que lo traten. El liderazgo se consigue con el respeto y el compromiso que se genera en los demás, no con estatutos ni jerarquías donde se le reconocen sus facultades y a sus subordinados los deberes.
Segunda. Rodearse de los mejores gerentes y profesionales. Los C-levels y profesionales clave deben ser, en sus especialidades, mejores que el CEO, un equipo de alto rendimiento cuestiona con fundamentos, posee habilidades blandas desarrolladas, visión estratégica clara con capacidad de ejecución y previene errores costosos además de riesgos innecesarios.
Tercera. Liderazgo inspirador. La mayoría de los mejores de trabajadores apuestan por líderes que los motiven, que los conviertan en mejores profesionales pero, sobre todo, mejores personas. Recodemos que el primer motivo de atracción y retención del talento comienza por un CEO que se preocupa genuinamente por el bienestar integral de toda la organización basada en una cultura de respeto y confianza.
Sé que ser CEO implica grandes desafíos, pero también tienes una oportunidad única de inspirar a tu equipo, impactar vidas de manera positiva y trascender mucho más allá de las cifras.